Al ser la educación el instrumento que capacita a los individuos para la comprensión y asignación de significados de los elementos que conforman la realidad. Debe entenderse que, todo proceso educativo afecta positivamente la capacidad de la población para el desempeño de la actividad productiva, aún cuando los contenidos aprendidos por las personas no se correspondan de forma directa con la actividad económica que desarrolla.
En otras palabras, es por medio de la educación que los individuos logran un determinado dominio simbólico de la realidad y desarrollan la capacidad para generalizar, comparar, discriminar objetos y jerarquizarlos, atendiendo a criterios técnicos y normativos.
A lo largo del tiempo la acción educativa fue impregnando la sociedad. El paso de un nivel de escolaridad a otro, se expresa como el logro de un determinado conjunto de símbolos y de reglas elementales de codificación, las que adquieren importancia aún en labores que representan bajo niveles de complejidad. En resumen, la educación transfiere elementos simbólicos que refuerzan la capacidad para evaluar situaciones y decidir sobre cursos de acción alternativos.
Todo avance a través de los niveles de instrucción formal, más aún al disponer de un título universitario, significará incrementos en la capacidad para el desempeño del trabajo productivo, en elevación del nivel de competitividad de los individuos, más aún cuando éstos se operan en el nivel superior.
Señala la UNESCO, “…. los sistemas educativos hoy en día no solamente tienen que formar a través de los ciclos regulares a los trabajadores que la sociedad necesita, sino que deben calificar con urgencia a aquellos cuya preparación está por debajo de la tecnología empleada, y han de reconvertir a quienes preparados para una función ya saturada de personal, cumplen otra en que se aprovecha su formación general y no sus destrezas específicas; en tanto que muchos egresados de estos sistemas carecen sencillamente de empleo, ocupan puestos muy inferiores a los que corresponderían a sus capacidades o emigran a países desarrollados”.
Desde un punto de vista estratégico, el país requiere incorporar nuevos actores y recursos de manera sistemática y creativa al sistema educativo, para que sea fuente de dinamismo y contribuya como un agente socializador y de integración de la sociedad y se convierta en factor clave del desarrollo en sus aspectos económico, político, social y cultural.
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